La primera de las razones es la fragmentación del sector aéreo en
Europa. En muchos países se considera que tener una aerolínea es
fundamental para conservar la identidad nacional. En Europa
hay aerolíneas “de bandera” en casi todos los países. Pequeñas compañías como
Croatia Airlines, Bulgaria Air, TAROM,
TAP o Slovak Airlines son muy habituales.
Tienen mercados minúsculos pero cautivos o semicautivos gracias, muchas veces,
a las limitaciones que los Gobiernos ponen para la operación de aerolíneas
extranjeras.
Es cierto que, en los últimos años, se ha producido un gran proceso de
concentración aérea en Europa, pero no lo suficientemente amplio
como para gestar dos o tres grandes aerolíneas europeas genuinamente
transnacionales. Los casos de fusión se pueden contar con los dedos de una mano
y sobran dedos.
Los casos de fusión se pueden contar con los dedos
de una mano y sobran dedos
Realmente en Europa hay sólo tres grandes grupos internacionales: el grupo
Lufthansa, que engloba al gigante alemán y a un puñado de subsidiarias
entre las que se encuentran la suiza Swiss, la austriaca Austrian Airlines, la
italiana Air Dolomiti, la belga Brussels Airlines y el operador de bajo coste
Germanwings; el grupo Air France/KLM formado en 2004 tras la
fusión de la francesa y la holandesa; y el grupo IAG, creado a
imagen y semejanza del anterior con British Airways e Iberia como
protagonistas.
En Estados Unidos, que mantiene el liderazgo aéreo mundial, el proceso de
fusiones ha sido mucho más ambicioso. De seis grandes aerolíneas de
envergadura mundial se han quedado en tres: Delta-Northwest,
United-Continental y American-US Airways. La concentración ha sentado muy bien
al sector. Delta ganó el año pasado, en plena crisis internacional y con el
crudo por las nubes, la respetable cifra de 845 millones de dólares.
Costes inasumibles
Otro de los problemas del sector aéreo europeo son sus altos costes
de operación. Las aerolíneas del continentes luchan con un pasado en
el que eran empresas estatales caras e ineficientes. Esa adaptación al
mercado global les está suponiendo un coste extraordinario que no
tienen que enfrentar las asiáticas como Emirates o Malaysia. El personal de
estas últimas es más barato y tiene menos cargas que las infladas plantillas
llenas de privilegios laborales de los titanes europeos.
Las huelgas de pilotos o de personal de cabina, que son
habituales en todos los países europeos, son inexistentes en el Golfo
Pérsico o en Extremo Oriente. Un solo día de huelga paraliza las
operaciones y supone una dentellada en la cuenta de resultados y en el
prestigio de la aerolínea. Los costes de control aéreo, estatalizado en Europa,
son también mayores. Ese coste lo pagan las aerolíneas y luego lo repercuten (o
no) en el precio del billete.
Fuente:
http://www.intereconomia.com/noticias-negocios/empresas/por-que-han-decaido-aerolineas-europeas-20120710
http://www.intereconomia.com/noticias-negocios/empresas/por-que-han-decaido-aerolineas-europeas-20120710
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